“Del autorretrato como búsqueda del yo, o la multiplicidad de éste, a
través de los otros”.
Lejos
de recurrir a la soberbia, o la exhibición ostentosa de uno, el autorretrato en
esta vida me ha servido para verme a través de los ojos de aquellos que me
conocen en muy diversos ámbitos, pero sobre todo, que siento cerca y me aman de
una manera u otra. Entes muy distintos, de distintos mundos, artistas o no, que
me ayudan a verme por fuera porque yo no puedo hacerlo.
Casi
siempre me engordo y deformo, rechonchando y decreciendo la persona física que
soy. Éstas, se enlazan a mi mente como garabatos, desdibujando la felicidad.
Soy mente. Soy soma.
Todos
estos a los que agradezco su interpretación de mí , obligándome a crecer
delante de la cámara, desnudándome por fuera y a la vez enfrentándome a
situaciones en las que tomo el papel de musa activa. Algo extraño para un
fotógrafo, que obliga al de enfrente a vencer el miedo al ojo grande, redondo y
negro, que es el objetivo.
Estos
son los “otros”, los que me enseñan partes de mí que yo ni siquiera conozco. A
acariciar aquellos defectos que les debemos a la herencia genética, y que tanto
nos arañan el alma. Gracias a ellos me hago más amable. Más humana.
Te
quiero por tus debilidades, no por tus perfecciones, que para perfeccionista ya
estoy yo, y es un infierno…Me dijo una vez alguien a quien quiero mucho.
Debilidades
congeladas.
Debilidades
mías.
Benditas
debilidades.
Una
ayuda más para salir de esta locura.
(autorretrato a través de los ojos de mi amado amigo Gene García)